04. Una confrontación de estilos.

“Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?”

Hechos 19:13-15.

Es común que, el que acusa de algo malo, él mismo sea culpable de lo que acusa. El detractor Fernando Mata ahora cuestiona mi estilo de escribir, y también mi bautismo. Pero, como demostraré a continuación, él es culpable de padecer cada uno de sus señalamientos. Vamos a confrontar nuestros estilos, y desde luego, nuestra experiencia de conversión, para mostrar, con lujo de detalles, que el pobre de Fernando Mata, se da un tiro en el pie en todo este asunto.

FM: “En el libro mencionado, Lorenzo Luévano trata de forma carnal, vulgar y despótica a hermanos que cuestionan su falso bautismo”

Respuesta: Se había tardado, pero como en su enfermizo corazón está el querer dañar actualmente a su servidor, ahora califica mi bautismo como “falso”. Por eso tratará, por todos los medios posibles, sin importar si son falsos o injustos, querer dañar mi persona ante la hermandad con estas dos cosas. Sin embargo, nuestro pobre e iluso contrincante, se engaña creyendo que cumplirá con su tramposa agenda. Poco a poco se irá deformando en su proceder, hasta adquirir la actitud del puerco que, hocicando entre el desperdicio, busca encontrar con qué alimentar su odioso e infame proceder, y dar fuerza a su diabólico oficio. Le damos la bienvenida al “Club de los anti-Luévano”. ¡Un detractor más! Por otro lado, dice que, en mi libro, yo trato “de forma carnal, vulgar y despótica”, lo cual, no solo es subjetivo, sino falso. En esta nueva conversión, de las muchas que ha experimentado este detractor, es normal que ahora juzgue mi defensa con tan injustos calificativos. Pero, aunque él puede juzgar mi forma de tratar como algo “carnal, vulgar y despótica”; mientras lo hace, él solo se muerde la lengua. ¿Quién es el que publica cosas carnales, vulgares y despóticas? No es nada difícil ver tales características en el actuar de Fernando Mata. ¡Él es culpable de lo que acusa! En primer lugar, abordaré la cuestión de la salvación, y en segundo, trataré la cuestión de los estilos.

LA “CONVERSIÓN” DE FERNANDO MATA.

Dado que Fernando Mata se toma la libertad de afirmar que mi bautismo es “falso”, es evidente que yo también tengo la libertad de juzgar su conversión, y como demostraré a continuación, la misma es sumamente dudosa. 

Cuando abordamos la conversión del detractor Fernando Mata, haciendo a un lado toda la propaganda que él mismo fabrica para promocionarse en las redes sociales, encontramos lo que suelo llamar, “el síndrome de Simón”. Y no, no me refiero a la canción popular, “Simón, el gran varón”, sino a “Simón, el mago” de Hechos, capítulo 8. ¿Conoce usted su historia? Simón el Mago, es conocido en la historia gracias al Nuevo Testamento, junto con otras antiguas fuentes atribuidas a él, que dicen escribió antes de su muerte. En Hechos 8:9, se nos dice que, en Samaria, antes de escuchar del evangelio, Simón “ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande”. Por su parte, el detractor Fernando Mata, antes de conocer el evangelio, en las redes sociales de ese tiempo, también se hacía pasar por algún grande, discutiendo con cuanta gente podía para propagar la doctrina que hasta ese tiempo creía bíblica, al ser miembro de una secta religiosa. Allí se le podía encontrar retando a medio mundo para debatir. Es muy importante, estimado lector, que usted tome nota de esto, pues mientras él nos acusa a nosotros de haberlo inducido a esas prácticas, él ya se dedicaba a todo ello antes de que nosotros supiéramos de su existencia. ¿A cuánta gente engañó, o a cuanta gente desalentó en la fe? No lo sabemos, pero de que le encantaba andar discutiendo con medio mundo, eso es un hecho. Así que, nada de que nosotros lo indujimos a ser contencioso.

Volviendo al texto bíblico, vemos que Felipe, “descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía.” (v. 5-6). Esto se torna interesante, pues cuando Simón vio las señales que hacía Felipe, quedó sumamente impresionado por eso. Recuerde, antes Simón ejercía la magia allí en Samaria, tanto que “con sus artes mágicas les había engañado mucho tiempo” (v. 11). No obstante, al haber estado predicando Felipe en dicha ciudad, y habiendo convertido a muchos, dice la Biblia que “También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito” (v. 13). Cuando llegaron “Pedro y Juan” (v. 14), Simón seguía atento a las maravillas que se seguían haciendo. Por lo que, “Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo” (v. 18-19). No leemos sobre el gozo de la salvación en Simón. No le vemos cambiar, sino un afán por mejorar lo que antes hacía. Él quería el “poder” que vio en Felipe y en los apóstoles. Pues bien, cuando el detractor Fernando Mata se encontró con Oscar Origoyen, se percató que los argumentos que estaba escuchando ahora, basados en la verdad, eran poderosos e irrefutables. Experimentó, por vez primera, que había argumentos y enseñanzas realmente poderosas, a diferencia de las falsedades que pretendía defender y enseñar estando en la secta. Se dio cuenta de que, su doctrina, era sumamente débil ante los argumentos bíblicos de su contrincante. Por tanto, el detractor Fernando Mata quiso también ese “poder”. De hecho, el mismo día que fue bautizado, como Simón el mago, y según cuentan los testigos de dicho evento, Fernando Mata ya andaba de contencioso, queriendo debatir con los que allí estuvieron. Desde ese día, hermanos serios que estuvieron allí de visita, tuvieron la sabiduría de no tener parte con él, incluso hasta el día de hoy. Entonces, cuando Oscar Origoyen nos recomendó a Luis Barros y su servidor, Fernando Mata no tardó mucho en hacer contacto con nosotros, pues pretendía gozar de una mejor capacitación para cumplir su propósito de ser “el gran debatista”. De hecho, cuando lo conocimos, lo primero que escuché de su boca fue, palabras más, palabras menos, que era un gran privilegio conocernos. Dijo que yo era un gran debatista, y que estaba muy emocionado por los debates que él había leído en los que yo había participado. Tal vez no se acuerde, o no quiera acordarse, que tanto Luis Barros como su servidor, siempre le dijimos que, aunque era importante y en algunos casos necesario entrar en algún debate, ese no era nuestro trabajo. No obstante, el detractor Fernando Mata, siempre quiso que le enseñáramos a debatir, a refutar doctrinas falsas. Pero, como vemos, la suerte de Simón, como la de Fernando Mata, es la misma. Aquel perdió la vista y Fernando Mata ha sido cegado por su egocentrismo, al punto de hacerse llamar, “El siervo escogido del Dios Todopoderoso”, “La última línea de defensa de la iglesia de Cristo”, ceguera que, hasta el día de hoy sigue sufriendo. ¿Qué pasó con el gozo de la salvación? ¿Hubo un cambio? ¿Hubo buenos motivos? Bueno, he aquí los frutos y la confesión misma del detractor Fernando Mata, describiendo sus motivos, y hablando ya como supuesto “convertido a Cristo”. He aquí sus palabras:

Confesión:

«Mi deseo era desesperadamente que las iglesias de Cristo reconocieran que Fernando era sabio, que Fernando era conocedor, que Fernando era un gran orador, que Fernando podía debatir a testigos de Jehová, a cristianos, a bautistas, a pentecostales, a todos aquellos que se pusieran en frente, ese era mi deseo desesperado. Quería que me voltearan a ver, me sentía inseguro de mi mismo, me sentía rechazado. Y precisamente por ello buscaba, no el amor de Dios, no buscaba cambiar mi forma de ser, no buscaba nulificar mi soberbia, no buscaba cambiar mi altivez, no buscaba cambiar mi egolatría. Lo único que buscaba, era ganar el aprecio y la estima de los demás hermanos, por medio de humillarlos, por medio de sobajarlos, por medio de que se concientizaran de que yo era superior a ellos»

Frutos:

“No, mire mi hermano, se me está equivocando. Usted no tiene FAMA DE DEBATISTA. Usted no es CONOCIDO por sus debates. YO soy conocido por muchísimas personas, tanto cristianos como no cristianos, como UN GRAN debatista. Usted sabe que YO HE SIDO ALAGADO por mi GRAN labor apologética, he, porque he enfrentado en debate a maestros de la Biblia capaces en la argumentación de la Iglesia Católica, de la Iglesia Bautista; no de la iglesia de Cristo porque normalmente los miembros de la iglesia de Cristo son muy malos debatistas. No sé si vio por allí un debate que tuve contra el hermano David Cab que, barrí y trapeé el piso con él, hermano. Con sus argumentos, he, porque los miembros de la iglesia de Cristo están muy mal preparados, la mayoría, no digo que todos, la mayoría. Por el momento que venga y tenga la carrera que yo tengo como debatista, en ese momento platicamos, y allí puedo decir que me da el privilegio; en tanto que no sea así, yo soy el que le estaría dando a usted la oportunidad. Pero para desbloquearlo, sería para tener el debate directo, hermano, donde usted pruebe eso. Nada más dígame si acepta y a darle”

Fernando Mata cree que logró su cometido, pero, como lo estamos aquí demostrando, el poder que cree tener, lo está arrastrando a él, y a muchos con él, a la perdición eterna por la soberbia que es evidente en sus videos. En su ceguera, él lanza toda clase de acusaciones, diciendo que es “atacado” porque se le tiene “envidia” de su “oratoria”, de su “habilidad para argumentar”, e incluso, de su atractivo físico (!). Lo interesante es que, así como Simón hizo patente lo que había en su corazón, así Fernando Mata ha hecho patente su perdición, al levantarse ahora con “otro evangelio diferente” del que enseña la Biblia (cfr. Gálatas 1:6). Él ahora está diciendo que, para ser salvo, el inconverso, además de creer en Cristo como el Hijo de Dios, arrepentirse de sus pecados, confesar su fe en Cristo como el Hijo de Dios, debe ser bautizado por un peculiar bautizador, a saber, por “un cristiano”. Esta declaración que él mismo ha expresado con sus propios labios, junto con lo anteriormente expuesto, son la evidencia irrefutable de que él no es cristiano. Porque, si él dice que eso es el evangelio puro y bíblico, entonces él no es cristiano, dado que él no supo nada de eso cuando fue bautizado, y de hecho, hasta el día de hoy él mismo no lo ha obedecido. Cuando él dice haber creído en el evangelio, siendo bautizado, él no creía este “evangelio” que ahora está predicando. Él se sometió a un evangelio que es diferente al que ahora promueve. Y si se sometió a un evangelio diferente al que ahora promueve, ¡entonces no es cristiano! No ha nacido de nuevo. No es un siervo de Dios. Y conforme a su propio evangelio, él no tiene autoridad para predicar, ni para bautizar. Entonces, mis estimados hermanos y amigos, el detractor y falso maestro Fernando Mata tuvo motivaciones sumamente carnales para obedecer el evangelio, y además, obedeció un evangelio diferente al que ahora predica. Por tanto, y conforme a sus propios hechos, palabras y doctrina, él no es cristiano. Por sus propias palabras ahora sabemos que Él recibió un “falso evangelio”, un “falso bautismo”. ¡Terrible cosa! Él dice que yo recibí un bautismo “falso”, pero como vemos, el falso maestro siempre es culpable de lo que acusa. Así que, este detractor y falso maestro de Fernando Mata solo puede tomar una de dos opciones, o se arrepiente y repudia ese “evangelio” que recibió y obedeció en el pasado, teniendo así la necesidad de encontrar a uno que fue bautizado por otro, y este por otro hasta llegar a los apóstoles y le bautice, o bien, arrepentirse y repudiar el “evangelio diferente” que ahora está predicando. ¡El falso maestro se puso la soga al cuello! ¡Se dio un tiro en el pie con su falsa doctrina! ¿Qué hará? ¿Será consecuente? ¿Se comportará con seriedad ante un hecho de tal importancia? Si él pretende ser “cristiano”, necesita decidirse cuál de los dos evangelios que conoce es el verdadero. Pero, mientras se decide, y por su propio juicio, el hombre está “más perdido que Adán en el día de las madres” (En nuestra entrega sobre la secta de este detractor, abordaremos más sobre este asunto).

LA CUESTIÓN DE LOS ESTILOS. 

EL ESTILO CARNAL, VULGAR Y DESPÓTICO DE FERNANDO MATA. La carnalidad de Fernando Mata ha quedado ampliamente documentada, y expuesta por él mismo en todos y cada uno de sus videos en los que lanza toda clase de MENTIRAS, contando cuentos que dejan muy mal parados a sus propios “testigos”. Para muestra, un botón: En uno de sus videos, sin pudor y descaro alguno, dijo que sus suegros le habían dado testimonio de que yo les dije a ellos, que “Luis Barros acosó sexualmente” a sus hermanas. Cuando confronté a los suegros de Fernando, por haberle dicho tal MENTIRA, ellos DESMINTIERON a Fernando Mata. Aquí está la EVIDENCIA DE DICHA CARNALIDAD Y MENTIRA:

Transcripción de video y audio:

  • Fernando Mata dijo: “El punto tres. Esto es algo muy importante, fíjese he. El hermano, el hermano que estuvo con el hermano Luis Barros aquí en León, cuando acosó a mis hermanas, dijo, delante de dos testigos, en Monterrey: «Luis acosó en León a las hermanas de Fernando». Así tal cual lo dijo. El hermano que vino a León, Guanajuato, con el hermano Luis Barros, dijo, a dos testigos, que son cristianos en Monterrey: «Luis acosó en León a las hermanas de Fernando. Y ese es un problema que Luis siempre va a tener». Yo no quiero meter a este hermano a la controversia, pero si el hermano niega que esto ocurrió, si el hermano niega que dijo esto, delante de dos testigos, entonces, pues que el hermano lo diga abiertamente, para yo citar a estos dos testigos, que son cristianos, en Monterrey. Entonces allí tenemos a un amigo del hermano Luis, a un hermano muy cercano de él, diciendo, en tantas y cuantas palabras, delante de testigos, que «el hermano Luis Barros acosó a mis hermanas en León». Así que, si el hermano Barros dice que quiere pruebas, pues allí está, que le pregunte directamente a este hermano. Si con el hermano… he, viajó aquí a León… he, que se lo diga el hermano. Y más que nada, por el bien del alma del hermano Luis Barros. Esto va más allá de otra cosa, es para que el hermano Luis Barros se arrepienta, para que deje de hacer esos actos, vergonzosos. Entonces, el punto número tres, es que el hermano que estuvo con Luis Barros, aquí en León, que viaja con el hermano Luis Barros, fue testigo y dijo, a dos hermanos en Monterrey, «Luis Barros acosó en León a las hermanas de Fernando».”
  • Lorenzo Luévano pregunta a los dos cristianos que viven en Monterrey (Que son Jobita Rodarte y Tereso Cantú, suegros de Fernando Mata): “Él me está poniendo, mire hermana, le voy a decir cuál es el problema. Él me está poniendo a mí de testigo, de que Luis acosó a sus hermanas. Y me está poniendo a mí de testigo, porque él dice que yo les dije a ustedes, a usted y a Tereso, que Luis había acosado sexualmente a sus hermanas, y yo nunca dije eso hermana. ¿Estamos de acuerdo?”
  • Jobita Rodarte: “Lo que, yo, le estamos diciendo.”
  • Tereso Cantú interrumpe y desmiente: De que acosó sexualmente no, y nunca le dijimos eso a Fernando”.
  • Luévano: “Ha, perfecto; perfecto hermano”.
  • Jobita Rodarte: Yo nunca le dije a Fernando que andaba, que las, que las, que las estaba acosando. Fernando dice que las estaba acosando, porque lo que él vio”.
  • Luévano: “Perfecto hermana”

Escuche evidencia en audio:

La mentira es una obra de la carne, ¿Quién es el que anda publicando mentiras, y así, obrando carnalmente en mi contra, citando supuestas palabras textuales que ni yo, ni sus “testigos” jamás dijeron? La diferencia entre las publicaciones de Fernando Mata, y mi estilo de escribir, es que él publica mentiras y chismes disfrazados de “testimonios”, mientras que yo, publico verdades y todas con evidencias claras y verificables. Estimados hermanos y amigos, esta es una lección importante que todos debemos valorar y practicar. Aún el evangelio fue acompañado con “muchas pruebas indubitables” (Hechos 1:3), ¿no debemos hacer lo mismo, y más cuando, presumimos de tener la buena intención de rescatar a un hermano?

Él dice que yo escribo de manera “vulgar” en mi defensa, y como dije, al calificar así mi estilo de escribir, se representa a sí mismo con semejante calificación. En uno de sus videos, dijo que un hermano le comentó que, su esposa, no fue objeto de acoso sexual. Ante esto, Fernando cuenta que fue a ver el Facebook de la esposa del hermano, y dice que, al ver sus fotos, ¡entendió por qué no fue acosada sexualmente! ¿No es esto una vulgaridad? Más vulgar, imposible. La esposa misma de Fernando Mata ha interactuado con Luis Barros y conmigo, desde antes de conocer a Mata, ¿dirá que alguno de nosotros la acosó? Y si no, ¿Por qué no? ¿Usará el mismo criterio que vulgarmente aplicó con aquella hermana del Facebook? (!)

¿Y qué decir, en referencia a mi estilo, dice él, despótico? ¿No es él quien ahora presume de ser “la última línea de defensa de la iglesia de Cristo”? ¿No es él quien “barrió” y “trapeó” a un hermano? ¿No amenaza a todo hermano, diciendo que les hará un video para exponerlos públicamente? ¿No es él quien, presume de ser objeto de ataques, por ser un buen orador, hablar con convicción y mucho conocimiento? Como dije, calificar mi estilo de escribir, así como lo ha hecho, es un acto descarado de hipocresía. Si él pretende vivir en casa de cristal, no debería estar tirando piedras, ¿verdad? Por tanto, ¿con qué autoridad moral calificar así mi estilo? ¿Con qué cara decir que mi estilo es “carnal”? Fernando Mata es cegado por su agenda, y no se percata que, al calificar así mi estilo de escribir, no hace otra cosa sino escupir contra el viento. Claro, es que tal vez está hablando en “modo novicio”, ya saben que así es como explica su hipocresía y maldad. Afortunadamente habrá quienes no se dejen impresionar por ese ligero juicio, y estén conscientes que, en mis escritos, y sobre todo con mi estilo, jamás he dicho mentiras, como lo hace constantemente Fernando Mata. Jamás calumnié a nadie, como sí lo hace Fernando Mata. Jamás mal representé a ninguno, como lo hace Fernando Mata. Lo único que he hecho en mis escritos, es exponer, con lujo de detalles y precisión, la ignorancia, el error y verdaderas difamaciones, exactamente como lo estoy haciendo ahora con Fernando Mata. Cuando él califica de esa manera mi estilo de escribir, no solo miente, sino también se muerde la lengua en el proceso. 

Por cierto, uno de los que Fernando Mata dijo era su consejero, hablando sobre mi defensa, la cual Mata califica de manera vulgar, carnal y despótica, dice sobre ella: “Hermano Luévano, le agradezco su defensa la cual es importante, yo creo, para tratar de combatir el concepto sectario de lo que es la iglesia de Cristo. La clave es que lo haga siempre como lo hace, con mucho amor y paciencia” (Gardner Hall). ¿A quién creerá usted?

FM: “pero “la joya de la corona” es la carta del hermano Bill Reeves que, en su momento, Lorenzo Luévano creyó que le beneficiaba, pero ahora, al saber que le afecta a él y a Barros, la borra.”

Respuesta: Será la “joya de la corona” para él. Es él quien no deja de tropezar en la fabricación de “ídolos”, a quienes está pronto para coronar, para luego derribar y poner nuevos en su corazón. El pobre hombre no entiende la razón por la cual publiqué el correo de Bill H. Reeves. No fue para “beneficiarme”, no fue para legitimar nada a mi favor, sino para exhibir y mostrar LA MENTIRA de aquellos que decían que Bill H. Reeves me cortó la comunión “por causa del bautismo”, punto. Yo no necesito ser legitimado por ningún hombre en este mundo, como sí lo necesita Fernando Mata para sus oscuros y perversos motivos. Es él quien quiere darles peso y fuerza a sus acusaciones en contra de Luis Barros, y por efecto, dañarme a mí también, por no haberle apoyado en su enfermizo proyecto de desprestigio. Pero, dado que son pocos los que no le han hecho caso a su carnal y anti bíblica propaganda en contra de Luis Barros, ahora recurre al nombre de Bill H. Reeves, para dar fuerza a su persecución y acoso. Ahora usa sus grupos de “estudio bíblico” para seguir con su mal sana campaña. Ha infectado su “grupo de estudio” con este perturbador mensaje, en el que se ha visto en la necesidad, incluso, de eliminar a quienes no estuvieron de acuerdo con dicho proceder. Estos que fueron eliminados, se habían agregado a un grupo de “estudio bíblico”, no a un grupo para propagar acusaciones mal intencionadas. No se unieron a un grupo para dirimir o acusar de pecado a alguien, sino a un grupo donde esperaban ser edificados, confortados, fortalecidos con enseñanzas bíblicas, y no para ver este desagradable espectáculo lleno, además, de mentiras y malas sospechas. Lo lamentable, es que, el nombre de Bill H. Reeves, puesto en su documento como “joya de la corona” para su perverso plan, no tuvo los efectos deseados, viéndose en la necesidad de eliminar hermanos de su grupo y, además, de quedar expuesto como MENTIROSO y DIABLO, precisamente por calumniar e imputar ciertos actos en mi contra que jamás sucedieron. El nombre de Bill H. Reeves y el mío, ahora son la razón por la cual perderá su alma de no confesar su pecado y arrepentirse, con el mismo rigor y empeño con el que se dedicó a difundir sus mentiras y falsas representaciones en mi contra. ¿Perderá su alma por este acto tan vergonzoso y barato? Ya lo veremos. Pero, aquí mismo, en este comentario que estoy respondiendo, él habla por mí, siente por mí y piensa por mí, diciendo que “Luévano… creyó”, lo cual, solamente confirma su mala intención y su despreciable proceder. ¡No hay vulgaridad más grande que esta! Él tiene que inventar creencias y motivos para poder dar vida a su pecaminosa cruzada. ¿Cómo supo que yo tuve dicha “creencia”? ¿La escuchó de mi boca? ¿La leyó en alguna parte, como algo que yo hubiese escrito en confesión? O ¿Nos presumirá ahora con tener poderes divinos, para saber lo que yo creí conveniente sobre dicha “carta”, supuestamente borrada por mí? Y es así como, torpemente insiste diciendo, “la borra”. Esta reiteración solamente exhibe su reincidencia en la mentira. El hombre ha perdido el juicio por completo. No ha podido detenerse ni por un momento a reflexionar sobre lo que dice. No se tomó el tiempo para investigar y averiguar sobre la inexistencia, en la red, de dicha carta. Ni siquiera ha dado el beneficio de la duda. Por el contrario, de manera pontificia y creyéndose él mismo sus propias mentiras, ya ha afirmado sin temor y pudor alguno, las siguientes falsedades:

1. Bill H. Reeves habló mal de Luis Barros.
2. Luévano borró la carta.
3. Luévano quiso ocultar una carta.
4. Lo hizo por hacerle daño a él y a Luis Barros.

Pero, como lo he demostrado anteriormente, es MENTIRA que Bill H. Reeves haya hablado mal de Luis Barros en ese documento. Es MENTIRA que yo borré dicha carta. Es MENTIRA que tuve alguna vez la intención de ocultarla. Es MENTIRA dicha motivación, en la que, según él, nos causaba daño a mí y a Luis Barros. Más adelante mostraré por qué dicha carta no nos causa ningún daño. Esté atento. No obstante, y dado que Fernando Mata no tiene ni la menor idea sobre mis intenciones, juicios o acciones para juzgar determinado asunto, él se creyó ese cuento que inventó. Para eso le da la creatividad. Para eso le da la supuesta preparación que tiene. Para eso le da la habilidad mental y para eso tiene tiempo, para CREAR MENTIRAS y distribuirlas en sus grupos de “estudio bíblico”. ¡Vaya fraude! ¡Más enfermo no puede mostrarse mi nuevo detractor! Este nuevo enemigo mío, como vemos, ha iniciado con el pie izquierdo su avanzada en mi contra, y así, no lo dude que venga con más y más vulgaridades, en lugar de volver en sí, arrepentirse y pedir perdón por toda esta basura que regala a las iglesias.

Definitivamente no tenemos el mismo estilo. Que nadie se confunda. Yo sé que algunos así lo creen, como estos:

Pero por favor, no sean injustos para con su servidor. Una cosa es que alguien quiera copiar mi estilo, pero otra cosa es que sea el mismo. Si alguien cree que mi estilo es semejante al de Mata, favor de señalarme en mi defensa a quién he difamado como lo hace mi nuevo detractor. No, no tenemos el mismo estilo.

Lorenzo Luévano Salas.

Predicador de Cristo.

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