“¿Cómo, pues, me consoláis en vano, viniendo a parar vuestras respuestas en falacia?”
Job 21:34.
Cuando entramos al terreno de los “testigos de Fernando Mata”, encontramos varias falacias que debemos, antes que nada, tener en cuenta para exponer la intención malvada que quiere lograr, engañando a quienes le presten oídos.
Pero antes de eso, quiero aclarar que, habiendo dado el suficiente tiempo para que todas y cada una de las mentiras de “Fernando Mata y sus testigos” fueran conocidas por muchos en las redes sociales, voy a presentar esta exposición, no porque sus mentiras me hayan provocado algún daño en cuanto a mi relación con hermanos fieles que, desde luego, han llevado a cabo un juicio justo en medio de todo este circo mediático del que Fernando Mata es el actor principal, el productor y el director. Todos y cada uno de los hermanos, como de las iglesias que participan conmigo en la predicación del evangelio, todos y cada uno de ellos siguen manteniendo una relación de hermandad con su servidor, que incluso mejoró muchísimo en el 2020 y continúa. Si muchos proyectos de trabajo no se han realizado, ha sido por la crisis que ha provocado la pandemia del covid-19, y no por la virulenta propaganda de Fernando Mata y sus testigos que en contra de Luis Barros y su servidor han estado llevando a cabo. Esto lo digo porque, de manera ridícula, Fernando Mata cree que hay una “situación actual” que Luis Barros y su servidor estemos padeciendo, quedándonos sin trabajo, o sin recursos, para continuar con nuestro ministerio. Para fortuna nuestra, y para desgracia de Fernando Mata y sus secuaces, tanto Luis Adriano Barros, como su servidor, seguimos con nuestro ministerio, con nuestros proyectos, y con actividades sumamente fructíferas para la obra del Señor.
Otra razón por la que personalmente he concedido este tiempo a Fernando Mata y sus cómplices, ha sido porque me he dedicado a proyectos de suma importancia para mis metas de vida, los cuales han requerido mucho de mi atención. Gracias a Dios, mis metas de vida van cumpliéndose una a una. Ya fui director y profesor en dos institutos bíblicos, dándome así una experiencia de primera mano con respecto al institucionalismo. Ya he tenido el honor de establecer iglesias donde no había. Ya tuve la dicha de capacitar hermanos que, en cuanto a una verdadera capacitación académica me han superado. Y ahora, si Dios me lo permite, seguiré con mis proyectos de redacción y viajes de predicación en Latinoamérica.
Por otra parte, y como dije al principio, este trabajo no representa una defensa de nuestro hermano Luis Barros, como si de solapar algún pecado se tratara, y como maliciosamente Fernando Mata lo ha representado. Pero, si en algo lo ayuda, me sentiré muy satisfecho por eso. Y debo añadir, también, que en el hermano Luis Barros he encontrado un “hermano y colaborador y compañero de milicia” (cfr. Filipenses 2:25); y desde luego, a un buen amigo (cfr. Proverbios 17:17). Nunca he sido un predicador solitario, como el gran Felipe (cfr. Hechos 8:40). Siempre, desde los inicios de mi ministerio, siempre he necesitado un colaborador. Gracias a Dios, el Señor me ha concedido conocer al hermano Luis Barros, con quien espero seguir en la obra del Señor hasta el término de nuestros días.
Habiendo, pues, explicado lo anterior, consideremos las falacias de Fernando Mata, quien ahora se la da de “investigador”, “juez” y “jurado” en su suicida travesía en nuestra contra.
Apelación a la “autoridad” y al “consenso”.
Existe una falacia denominada, ad verecundiam, que en su sentido simple, consiste en apelar a la autoridad. La palabra verecundiam viene del latín (respeto, modestia, vergüenza). El verbo vereor significa respetar, reverenciar, venerar. Con este argumento, Fernando Mata pretende probar la culpabilidad de Luis Barros y su servidor, utilizando “testimonios de hermanos de varios países“. Al ser “testigos”, se les inviste de autoridad, y al ser “varios” y de “varios países”, se apela así, a la autoridad de muchos, dando como resultado la falacia de consenso. He aquí como lo dice Fernando Mata:
FM: “actualmente existen testimonios de hermanos de varios países que han testificado el proceder carnal, mentiroso, libidinoso y lujurioso de Luis Adriano Barros; algunos de los hermanos que testifican son los siguientes: Hno. Rogelio Rosales (Brownsville, Texas). Hna. Jobita Rodarte (Nuevo León, México). Hno. Tereso Cantú (Nuevo León, México). Hna. María Rosales (Brownsville, Texas). Hno. Fernando Mata (Guanajuato, México). Hna. Marisol Vázquez (Ciudad de Guatemala). Hnos. Terry Partain y Luci Partain, quienes presentaron sus propios testimonios y, además, una carta con cinco testigos, siendo siete en total. Hna. Gladiola Cantú (Guanajuato, México).”
Más adelante estaré mostrando que, existen verdaderas evidencias y razones suficientes, para concluir que, efectivamente, estos “testigos”, unos son “falsos testigos” y otros “testigos mentirosos”. Al momento de probar que estos “testimonios” son inválidos, y de hecho, falsos, estaré mostrando un excelente ejemplo de esta falacia de consenso. Ya he mostrado un ejemplo bíblico de esta falacia. En Hechos 25:7, leemos de una variedad de acusadores en contra de Pablo. De hecho, por el contexto sabemos que entre ellos había personas muy religiosas, pues eran de “los principales sacerdotes” (v. 2) y también de gran importancia, pues entre ellos estaban “los más influyentes de los judíos” (v. 2). Sin embargo, aunque eran varios los que testificaban en contra de Pablo, y aunque eran personas muy religiosas, y aunque eran personas muy importantes e influyentes, no significa por eso que Pablo fuese culpable. Es verdad, eran varios, eran religiosos, eran importantes, y tenían “muchas y graves acusaciones” pero, “no podían probar” ninguna (v. 7). Así pues, los “testigos de Fernando Mata” son varios, de varios países, son religiosos; y de hecho, Fernando Mata siempre los presenta como sumamente fieles, por lo que uno pudiera pensar que prácticamente caminan sobre el agua o multiplican panes; pero al final de cuentas, ninguna de sus declaraciones en contra de Luis Barros pueden ser probadas como verdaderas. Es más, y como lo puede corroborar quien haga una verdadera investigación del asunto, la cual nos hemos dedicado a hacer, será fácil encontrar evidencia que prueba la falsedad y mala fe de muchos de ellos.
Por cierto, recientemente Fernando Mata acusa a ciertas personas desconocidas, diciendo que los tales tienen a Wayne Partain, Bill Reeves y otros como “vacas sagradas” y como personas que no se equivocan, cuando él mismo no tiene empacho en ponerlos en ese pedestal. Él señala todas y cada una de las virtudes de Bill H. Reeves, apelando al respeto y amor que muchos tuvieron para con él, y así, presenta el “corte de comunión” para conmigo, como un caso cerrado, del que no se puede decir nada más, precisamente por ser Bill H. Reeves quien lo llevó a cabo. Entonces, cuando se trate de acusaciones en contra de Luis Barros y su servidor, el testimonio de quien sea es aceptado como si fuese la verdad del evangelio. Tal inconsecuencia es por demás injusta y vergonzosa.
Recogiendo cerezas.
En el campo del derecho, aprendí sobre una expresión inglesa que significa, recogiendo cerezas (cherry picking); la cual, es el nombre de una falacia que en español conocemos como, falacia de la evidencia incompleta. Esta falacia consiste básicamente en elegir la parte de los datos que te dan la razón. Y es precisamente lo que ha hecho Fernando Mata al andar, por donde puede, “parloteando con palabras malignas contra nosotros” (3 Juan 10). Por ejemplo, y abundaré más en ello en su momento, él ha presentado como “joya de la corona” el testimonio de “Terry Partain“, leyendo una carta que el referido escribió en contra de Luis Barros, sin verificar antes sobre la veracidad de su contenido. Esto nos dice que, a Fernando Mata no le importa conocer el otro lado de la historia, ni tampoco le interesa corroborar si lo que dice tal o cual persona es verdad o no. Lo que Fernando Mata cree, es que como son “hermanos fieles”, y sobre todo, hermanos como “Terry Partain”, ya su testimonio o acusaciones son “verdaderas”, cuando no lo son. Y esto, reitero, lo voy a probar en nuestra siguiente entrega. Pero, el error fundamental de Fernando Mata en este rubro, es la de concluir que Luis Barros es esto y esto, solo por haber considerado lo que dice la carta de Terry Partain y nada más. Un verdadero investigador, y sobre todo, una persona prudente, no llega a tales conclusiones hasta no cerciorarse si lo que dice esa carta es cierto o falso. Como bien dice Proverbios 14:15, “La gente tonta cree todo lo que le dicen; la gente sabia piensa bien antes de actuar” (TLA/2004).
Argumentum ad verecundiam defunctus vita.
Cuando Fernando Mata redacta un largo documento, tomando como fundamento y justificación del mismo, lo que haya dicho nuestro hermano Bill H. Reeves en vida, sobre todo, señalando que murió sin tener comunión con su servidor por yo juntarme con un hermano de mala fama, representa, sin duda alguna, una apelación a la autoridad de personas fallecidas. Resulta obvio que este tipo de falacia constituye la base de buen número de razonamientos falaces. En rigor de la verdad nadie puede decir cómo opinaría o reaccionaría una persona que ya no está en el mundo de los vivos, basándose en ideas presuntamente datadas en la época en que sí lo estaba, puesto que el cambio es la esencia misma del ser humano. Dado que el juicio de nuestro hermano Bill Reeves era compuesto solamente de una parte de los datos a él presentados en mi contra, y en contra del implicado y solamente referido como “hermano de mala fama”, es absurdo concluir que nuestro hermano mantendría la conclusión a la que llegó en mi contra, de haberse dado la oportunidad de escuchar los argumentos de las partes acusadas. No afirmamos que lo haría, pero tampoco, nadie puede garantizar que no lo haría. Ningún hermano juicioso se aventuraría a creer que el difunto no cambiaría su juicio, habiendo conocido solamente una parte de la historia. Pero, a diferencia de Fernando Mata, quien solamente apela a la autoridad y fidelidad de nuestro hermano ya fallecido, y a un juicio al que no es capaz de modificar, hubo hermanos que sí dialogaron con él sobre la cuestión de su correo, por lo que el hermano tuvo fuertes dudas sobre su juicio, habiéndose comprometido a investigar mejor el asunto. Lamentablemente, su vida se apagó y no tuvo tiempo para eso. Por tanto, apelar al juicio de nuestro hermano Bill H. Reeves, sobre todo ahora que, por obvias razones no puede ser consultado, ni informado más sobre este asunto, es un garrafal error hacer juicios y lanzar acusaciones como las que ha lanzado Fernando Mata. Obviamente, para quien carece de sanos razonamientos lógicos, creerá, como lo ha hecho Fernando Mata, que dicha evidencia es suficiente y eficiente; lo cual, desde luego, es absurdo. En mi entrega final, estaré mostrando el testimonio de los hermanos que hablaron con el hermano Bill H. Reeves sobre mi corte de comunión.
La pregunta compleja.
Esta falacia consiste en la formulación de una pregunta aparentemente simple, que supone una respuesta directa. En las preguntas complejas o múltiples, las suposiciones implícitas se encuentran potenciadas, aunque no sean declaradas abiertamente. Se infiltran en la pregunta proposiciones falsas con ayuda de las cuales se pretende probar otras. Cuando Fernando Mata pregunta, “¿Por qué lo borró Luévano?” Se espera que yo explique por qué borré dicho documento, y al mismo tiempo se pretende probar que yo intento engañar, o distraer a la hermandad de la supuesta verdad que con eso se probaría en mi contra y de Luis Barros. Pero, la verdad es que dicha pregunta, requiere, en realidad, que previamente se formule otra pregunta que, de hecho, es la que va al corazón del asunto: ¿Es verdad que Luévano borró tal documento? Mientras no se responda esta pregunta, la pregunta de Fernando Mata es un error lógico, y desde luego, una afirmación tendenciosa y maliciosa, acusándome sin fundamento alguno de que yo haya borrado tal documento. No obstante, para mí no es extraño que personas faltas de buen juicio, como Fernando Mata, cometan este tipo de falacias.
Un falso dilema.
Cuando Fernando Mata redacta el testimonio de su esposa, Gladiola, un poco antes de terminar, y luego de haber lanzado toda clase de adjetivos acusatorios en contra de Luis Barros, ellos dicen, “damos testimonio de que el hermano Luis Adriano Barros cometió los pecados de acoso sexual, lujuria, libidinosidad y mentiras, y Lorenzo Luévano fue testigo de esto, por lo que, al Lorenzo Luévano negar este hecho, se vuelve cómplice y solapador de Luis Adriano Barros”. Como vemos, Fernando Mata siembra en la mente de los lectores dos alternativas, y solamente dos: O declaro que es verdad lo que ellos dicen, o soy “cómplice y solapador” de Luis Barros. Esto, desde luego, es un falso dilema. Con esta falacia, Fernando Mata ha reducido el número de opciones a dos, siendo normalmente las más extremas: Aceptas que digo la verdad, o eres cómplice y solapador. ¡Esto asusta a cualquiera! De esta manera, el atacante, es decir, Fernando Mata, acota el argumento y oculta las demás posibilidades, consiguiendo que no se tengan en cuenta otros factores. Es, desde luego, una falacia lógica porque se está simplificando y en consecuencia no se está teniendo en cuenta todo el espectro de opciones. ¿Qué otras alternativas existen? Que ellos sencillamente estén diciendo mentiras. Es verdad, ellos son “dos testigos”, pero también nosotros somos dos testigos. Luis Barros da testimonio de sí mismo, y yo doy testimonio sobre él, y sobre todo porque yo sí estaba lo suficientemente cerca para escuchar y ver lo que Luis estaba haciendo. Por tanto, es total y absolutamente falso que Luis Barros haya acosado sexualmente a esas jovencitas que refiere Fernando Mata en McDonald’s. También dice que Luis Barros es “mentiroso” por no reconocer tales cosas. ¿Lo ve? ¡Allí está otra vez el falso dilema! No hay otra opción, Fernando Mata y su esposa dicen que así y así son las cosas, y si no las aceptamos, entonces somos esto y esto, y esto otro. ¿Qué le parece? Pero, así como los esposos, Ananías y Safira, se pusieron de acuerdo para mentir, nada más y nada menos que a Dios mismo (cfr. Hechos 5:1-11), no nos sorprende que Fernando Mata y su esposa, se hayan puesto de acuerdo para mentir en contra de Luis Barros y su servidor, engañando así a cuantos puedan, para cumplir con sus perversos planes de hacernos daño.
Mis hermanos, podría seguir señalando muchas otras falacias más en el libro negro de Fernando Mata, pero no tengo tiempo para tanto. Que estos ejemplos sirvan para advertir a quienes se acercan a Fernando Mata, pues ha llegado a ser muy hábil para tergiversar los hechos y torcer la verdad a su antojo, fabricando toda clase de mentiras y hechos falsos, con el afán de engañar a quien le presente oído. Su habilidad es tal, que no le será difícil arrastrar a otros en su alocada campaña. Tengan cuidado.
En mi siguiente entrega, estaré mostrando razones por las cuales no creo en “los testigos de Fernando Mata”. Mostraré que el testimonio de ellos, por un lado no es confiable y, además, sumamente engañoso, teniendo motivaciones carnales en contra de Luis Barros y su servidor.
Lorenzo Luévano Salas
Predicador de Cristo.