“El Señor aborrece a los de labios mentirosos, pero se complace en los que actúan con lealtad“
Proverbios 12:22. NVI.
En los últimos días de junio (2024), me han estado escribiendo hermanos para preguntarme sobre ciertas declaraciones que hicieran en mi contra, los señores Jaime Trillo y Mario Peña, en contubernio y aprobación de Miguel Herrera. De hecho, un hermano me hizo llegar un video, el cual es una transmisión en Facebook, en la que Mario Peña estaba impartiendo una clase bíblica titulada, “Etapas de la iglesia en Éfeso”. Pues al final del video, ya cuando Miguel Herrera abrió los micrófonos para dar oportunidad a preguntas y comentarios de los oyentes, Jaime Trillo y Mario Peña, declararon algunas cosas desfavorables y engañosas en mi contra, mismas que estaré respondiendo a continuación.
Primero que todo, es crucial aclarar que no tengo ningún conflicto personal con Jaime Trillo, Mario Peña y Miguel Herrera. Lo que leerá a continuación es simplemente mi defensa ante las declaraciones y actitudes ofensivas que han manifestado públicamente en mi contra. Esta es mi respuesta a sus mentiras, engaños y malicia. Además, quiero destacar que, antes de redactar esta defensa pública, intenté contactar a Miguel Herrera para solicitarle el derecho a réplica en el mismo lugar donde Jaime Trillo y Mario Peña hicieron sus declaraciones, las cuales fueron respaldadas por Miguel Herrera. En primer lugar, le escribí lo siguiente a Miguel Herrera por Messenger:
Es obvio que Miguel Herrera, con toda cobardía, evite darme la justa oportunidad de responder en el mismo escenario a Jaime Trillo, y evite dar explicaciones sobre su participación en este pecado ajeno (cf. 1 Timoteo 5:22). Espero que, si Miguel Herrera de verdad ama al Señor, se arrepienta de su participación en este pecado, y se comporte varonilmente para darme el tiempo y el espacio para que aclare esta situación. Si no lo hace, allí estaremos viendo la cara de un hipócrita.
Además, le envié un mensaje a Mario Peña para que notificara a Miguel Herrera sobre mi justa petición. Le expliqué mi intención de responder a sus declaraciones e incluso le sugerí que se comunicara con Jaime Trillo para informarle también. Sin embargo, hasta la fecha, Mario Peña solo ha leído mi mensaje sin ofrecer ninguna respuesta. Él leyó claramente lo que le escribí, como se muestra en la siguiente imagen.
Pero además de lo anterior, también intenté llamar a Miguel Herrera, y tampoco respondió. He aquí la llamada, y la falta de respuesta.
Dado que intenté dialogar con Miguel Herrera para que me permitiera responder a lo ocurrido, y no habiendo recibido ninguna contestación de su parte, presento aquí mi respuesta para que los interesados en este asunto puedan considerar ambas versiones y realizar un juicio justo.
LAS PALABRAS DE JAIME TRILLO.
Hablando sobre las iglesias de Cristo en Ciudad Juárez, Jaime Trillo comentó: “nos cayó una plaga también llamada Lorenzo Luévano”. Ante estas palabras, solo puedo responder con sinceridad y delante de Dios que me siento halagado. Cuando Jaime Trillo me llama “una plaga”, considero un honor que individuos como él, utilicen tales adjetivos para referirse a mí. Pero, ¿por qué me siento halagado ante semejante agresión de parte de Jaime Trillo? Porque este tipo de acusaciones solo revelan la injusticia, la rapacidad y el engaño que habitan en el corazón de personas como él. Su pensamiento carnal hacia mi persona los ha cegado tanto que han recurrido a las mismas palabras que cualquier opositor del evangelio de Cristo utiliza contra quienes lo predicamos fielmente.
A continuación, voy a demostrar, bíblicamente, que las palabras y actitudes de Jaime Trillo, revelan su débil posición ante mi persona, así como el engaño y el cinismo que hay en sus palabras.
En el libro de los Hechos, particularmente en el capítulo 24, leemos acerca de “Tértulo”, quien fuera un “orador” contratado por los líderes judíos para presentar el caso contra el apóstol Pablo ante el gobernador Félix en Cesarea (Hechos 24:1). Su papel era persuadir al gobernador Félix de que Pablo representaba una amenaza que debía ser eliminada. Las acciones, la actitud y las palabras de Tértulo, son en gran manera ilustrativas, sobre todo para entender la actitud y las palabras de Jaime Trillo.
En primer lugar, consideremos los hechos y las palabras de Tértulo en Hechos 24:2-4. Tértulo comienza su discurso con una serie de halagos hacia el gobernador Félix. Es evidente que sus palabras tienen el propósito de manipular por medio de halagos; pues ahora resulta que este gobernante, según Tértulo, es un hombre con “prudencia”, y a quien se le debe gratitud por ser responsable de “gran paz” y un buen gobierno. ¿Eran así las cosas? No, no lo eran. De hecho, históricamente hablando, Félix fue un gobernador violento y sin escrúpulos, al punto que, por su brutalidad contra los judíos, fue destituido como gobernador por parte del emperador Nerón, precisamente dos años después de la audiencia de Pablo. Así que, era falso que este Félix hubiese tenido un buen gobierno, era falso que fuese un hombre de paz, y mucho menos prudente. Sin embargo, para todo hombre con el espíritu y la actitud de Tértulo, la manipulación, la hipocresía y la mentira son vitales en sus disertaciones. Pues bien, esas son las mismas cosas que carga Jaime Trillo.
En la transmisión donde participó Jaime Trillo, y en la que se refirió a mí como una “plaga”, él mismo se expuso como un hombre mentiroso. Estando allí, aparenta ser un individuo respetuoso y sumamente interesado por la voluntad de Dios y por los santos; sin embargo, todo es un mero teatro para manipular a los oyentes, y así crean que él es un buen hombre de Dios. Tal cosa está lejos de la realidad.
Entre ellos, se hablan allí con mucho respeto y, además, aparentando una enorme preocupación por las iglesias y la voluntad de Dios. Cuando usted los oye hablar sobre las cosas de Dios, parecieran hombres piadosos y preocupados por las almas por las que Cristo murió. Sin embargo, todo es pura hipocresía. ¿Creerá usted, por ejemplo, en que Jaime Trillo está bien preocupado por la voluntad de Dios y por las iglesias, cuando el hombre no ha hecho otra cosa que andar de iglesia en iglesia? Cuando yo llegué a la congregación en “el Granjero” (conocida también como “Oasis”), él se fue, según dijo, para apoyar a la iglesia en “Rivera y Luna”, en el Paso, Texas. ¿Qué obra hizo allí? Los hermanos no dan buen testimonio de su persona, ni de su obra. Al contrario, lo único que hizo, fue llevar su cizaña y conflictos, al punto de que, actualmente, dicha iglesia no lo recibe más. Y que conste, antes de que yo llegara a “Rivera y Luna”, él hace tiempo que había salido por piernas de dicha congregación. Salió de allí, pero con un pésimo testimonio. Él tiene cuentas pendientes con la iglesia en Rivera y Luna, aunque ya se ha tardado para arrepentirse de sus malas obras, y pedir perdón a la iglesia. ¿Lo hará? Ya lo veremos.
Pero hay más todavía, ¿siente Jaime Trillo preocupación por la voluntad de Dios, cuando se atrevió a sonsacar a una hermana, para terminar robando a la iglesia que se reunía en Oasis? El caso es que, la hermana Enríquez, donó, de palabra, la propiedad donde se reunía la iglesia en Oasis. Tal donación la hizo en una reunión con esa congregación, reunión en la cual yo no estuve presente, pues todo se llevó a cabo algunos años antes de que yo llegara a trabajar allí como evangelista. Sin embargo, no son pocos los hermanos que dan fe de dicha donación. Pasados los años, la iglesia en Oasis determinó dejar de reunirse allí, y vender dicha propiedad. Cuando Jaime Trillo se enteró de eso, viajó a Estados Unidos para visitar a la hermana que había donado la propiedad, y con una serie de mentiras, la convenció para que “no permitiera” que la iglesia vendiera la casa donada donde se estaban reuniendo. Por lo que un día, Jaime Trillo nos mandó a decir con un hermano, que no podíamos vender esa propiedad, porque él tenía un “poder” que la hermana le había dado. Pero, la cuestión es esta, ¿de quién era esa propiedad? Si la hermana la donó a la iglesia, es claro que dicha propiedad ya no es de la hermana, sino de la iglesia. Desde luego, Jaime Trillo y otros con él, arguyen que la dueña “ante la ley” es la hermana, y eso no se niega. Es verdad que, ante la ley, la hermana es dueña; pero ante la iglesia, y ante Dios, ella no es la dueña, habiendo donado dicha propiedad a la iglesia. Si ella donó dicha propiedad a la iglesia, reitero, ya no tenía poder de decisión sobre ella, aunque aparezca ante la ley como dueña. Esto, mis hermanos, es pecado. La Biblia dice que “Los que prometen dar y nunca lo hacen son como nubes y vientos que no traen lluvia” (Proverbios 25:14/PDT). Mientras que la hermana quiso ser de bendición así como es la lluvia, terminó siendo como un montón de polvo en un día nublado, sin que caiga una gota de lluvia. No fue de bendición, ni para ella, ni para la iglesia. También la Biblia dice que “La honestidad dirige los pasos de los justos; los perversos caen bajo el peso de su pecado” (Proverbios 11:5/NTV). Cuando la hermana, por influencia de Jaime Trillo, toma una decisión sobre la propiedad que ya no le pertenecía, cae en el pecado de la deshonestidad, tropieza y queda sepultada por ese pecado. No obstante, si ella hubiese sido congruente con sus palabras, la honestidad le hubiese obligado a sostener lo que ella misma concedió a la congregación. Pero no, prefirió dejarse engañar por Jaime Trillo, quien no es menos inocente que la hermana, pues la hizo tropezar con su lengua mentirosa. Jaime Trillo debió haber hecho caso a la exhortación bíblica que dice, “Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño” (Salmo 34:13). Este pasaje nos muestra que las personas que dicen la verdad, tienen un corazón congruente con sus palabras; ¡pero eso jamás ha sido una característica de Jaime Trillo! Así que, y a causa de lo antes expuesto, Jaime Trillo fue señalado por violentar la autonomía de la iglesia, y por participar del robo que él orquestó en contubernio con la hermana Enríquez.
Esto que he dicho sobre Jaime Trillo, son cosas que no se han hecho en un rincón, sino que hay una gran cantidad de testigos que corroboran y dan fe de ello. Por tanto, cuando Jaime Trillo aparenta estar preocupado por las iglesias en Ciudad Juárez, no hace otra cosa que mentir. Si de verdad estuviese preocupado por eso, hace tiempo que habría confesado sus pecados, y pedido perdón a las iglesias y a las personas que él ha ofendido sin pudor alguno, entre las cuales me cuento. ¿Se arrepentirá? Ya se ha tardado para hacerlo. Desde luego, si Jaime Trillo tiene el valor para que dialoguemos esto en persona, por mi parte, estoy listo.
Jaime Trillo ha dicho que soy “una plaga”. Bueno, ahora vea lo que Tértulo dijo acerca del apóstol Pablo en Hechos 24:5, “Hemos descubierto que este hombre es una plaga, promotor de sediciones entre todos los judíos por todo el mundo, y cabecilla de la secta de los nazarenos”. He ahí las palabras de un mentiroso y manipulador que está en contra de un siervo de Dios. Jaime Trillo no midió sus palabras, y sin justicia alguna, y actuando con todo engaño, me llamó “una plaga”, exactamente como Tértulo llamó al apóstol Pablo. Por tanto, me siento alagado de que un mentiroso, manipulador y engañador como Jaime Trillo, me tenga como “una plaga”. ¡Ese siempre es el proceder de los enemigos del evangelio en contra de quienes lo predicamos fielmente!
Pero, como la mentira es atrevida, Jaime Trillo no repara en sus detracciones, diciendo que yo hice “mucho daño a las congregaciones”. ¿A cuáles? Aparte de la iglesia de Cristo en Constituyentes, las iglesias que yo conozco y donde he predicado, es en la congregación en Río Jucar, Oasis y Francisco I. Madero. Si hay más iglesias, son iglesias que yo no conozco. Pero, ¿qué daño hice a la iglesia en Río Jucar? Dicha iglesia se dividió, no por mi culpa, sino por los conflictos que tuvieron varios hermanos con Ildefonso Cepeda, lo cual cuenta aquí mismo, Miguel Herrera. Escuche usted:
Bueno, ¿qué daño hice a Oasis? Ninguno. Cuando yo llegué, dicha congregación estaba ya en fase terminal, pues cuando yo llegué ya se habían ido Jaime Trillo, Joaquín y Felipe Martínez, Miguel Herrera ya se andaba yendo, y muchos otros. Yo llegué allí, y el acuerdo fue por un año. Cumplí mi año, y luego fui invitado a Constituyentes, donde estoy actualmente. He predicado también en Francisco I. Madero. ¿Qué daño he causado a las iglesias en Ciudad Juárez? ¿A cuáles? Pero, como todo mentiroso, habla con ambigüedad. Sin embargo, reto a Jaime Trillo a demostrar que yo he “causado mucho daño a las iglesias”. ¡Acusar no es probar! ¿Verdad? Cuando tenga el valor de hablar conmigo en persona, entonces le demostraré quién es el que ha causado mucho daño a las iglesias.
Luego dice, “segregó, dispersó. En los años que estuvimos trabajando en Granjero, hermano, si te acuerdas, teníamos comunión varias congregaciones”, y con esto, él está dando a entender que actualmente no tienen comunión “varias congregaciones”, ¿cuáles? Que nos diga cuáles congregaciones no tienen comunión. ¿Se refiere a Constituyentes? Allí no recibimos a Jaime Trillo, ni tenemos comunión con las iglesias que toleran sus pecados. ¿Se refiere a la iglesia en Francisco I. Madero? Los hermanos me han comentado que tampoco le dan comunión a causa de sus pecados. Por tanto, si hay iglesias que no lo reciben a él y a otros que comulgan con él, es porque no quiere arrepentirse de sus pecados (2 Tesalonicenses 2:14). Así que, lo único que ha influido aquí para mal, es que hay hermanos en pecado que no quieren arrepentirse (cf. Romanos 2:5). Ese es el problema que varias iglesias tienen aquí en Ciudad Juárez. Y si esto no es verdad, bueno, estoy listo para que, cuando ellos me indiquen, demostrárselos con la Palabra de Dios en la mano.
¿Qué decir de Mario Peña? He aquí sus palabras:
Él dice, haciendo referencia a mi persona, “yo me enganché con él hace unos ocho, diez años en temas que, ni para qué me meto.”; sin embargo, de manera muy perversa, él no aclara que, en ese tiempo que él estuvo enganchado conmigo, yo jamás tuve la oportunidad de defenderme ante las palabrerías que él decía de mí en las iglesias donde se movía. Él afirmaba que yo no era cristiano, sino un sectario. Pero, todas sus palabrerías que estuvo diciendo contra mí por “ocho, diez años”, jamás las hizo en mi presencia. Yo sabía que él andaba hablando mal de mi persona, pero nunca se acercó a mí, ni me escribió tampoco para dialogar sobre el asunto. Gracias a Dios otros hermanos le tapaban la boca. Así que, cuando él habla de mí en esos “ocho, diez años”, habla de un tiempo donde él me estuvo mal representando a mis espaldas. Ahora ya me dice “hermano”, e ignoro qué fue lo que le hizo cambiar de parecer, aunque nunca me ha perdido perdón por los años que estuvo atacándome y hablando mal de mí ante hermanos e iglesias.
Luego dice, “Todavía hace poquito, unas semanas atrás, me contestó unos mensajes que yo puse en Face, fue de un tema que yo lo traté de hacer en grandes rasgos, y bueno, no vale el caso mencionarlo.” Bueno, él no lo menciona, pero se hace evidente que no se le olvida. Él aquí también olvida mencionar que eso que yo le respondí, en realidad fue una corrección de una enseñanza equivocada que él estuvo compartiendo en unos videos en Facebook. Para que usted esté bien informado sobre eso, aquí le dejo el “link”, donde se publica todo lo referente a esa cuestión, y así no se quede con la impresión de que fue un asunto carnal de mi parte. Compare usted mis palabras y las de él, y entonces juzgue libremente quién es el que respondió con carnalidad.
Después dice, “No acostumbro de mencionar nombre de hermanos que no veo cara a cara, o al menos en video como los estoy viendo a ustedes”. Bueno, en contra mía sí lo hizo por “ocho, diez años”. Si ya no tiene esa costumbre, eso es bueno; pero, lo que debe también aprender a hacer, es que, si va a mencionar algún asunto, debe hacerlo con toda precisión y justicia. Como es el caso aquí, donde, de manera ambigua, habla de mi persona, insinuando cosas falsas. Ni yo tuve contacto con él en esos “ocho, diez años” en que él se enganchó conmigo, ni tampoco le hablé carnalmente cuando le corregí su error con respecto a la predestinación, como usted lo puede comprobar en el enlace que anteriormente he compartido.
Dice, “yo no me voy a enganchar en eso; pero es una lástima que la iglesia sufra ese tipo de ataques”. Es patético decir que no se va a “enganchar”, y al mismo tiempo valide la versión de Jaime Trillo, sin que yo tenga la oportunidad de defenderme de sus mentiras. Yo no soy culpable de realizar “ataques” en contra de las iglesias en Ciudad Juárez. Y si alguien dice que sí, entonces que lo pruebe, porque acusar no es probar.
Así que, aquí, el único “celo carnal” es del de Jaime Trillo con sus mentiras e hipocresía, y Mario Peña, que avala y da por ciertas las mentiras de Jaime Trillo, y habla ambigüedades sobre su experiencia con su servidor. Dice que no está acostumbrado a hablar de otros que no están presentes, ¡pero no tiene empacho que otros lo hagan en su presencia!
Para finalizar, espero que Miguel Herrera se comporte, y me conceda la oportunidad de estar en sus transmisiones, para aclarar lo que Jaime Trillo y Mario Peña han declarado, siempre dispuesto a hacerlo, aun si ellos están presentes. ¿Tendrá ese sentido de justicia Miguel Herrera? ¿Se comportará varonilmente en este asunto? Bueno, ya lo estaremos comprobando.